Papel de las enzimas digestivas en la digestión de alimentos

| By ohstrategy

La alimentación es una de las necesidades fundamentales del ser humano, ya que forma parte de nuestro propio instinto de supervivencia. Los alimentos nos aportan nutrientes que nos permiten crecer y mantenernos sanos y activos. De este modo, una alimentación saludable aumenta las probabilidades de un mejor desarrollo físico y emocional, nos proporciona más energía y nos protege frente la aparición de diferentes enfermedades ya que refuerza nuestro sistema inmunológico1

Para que estos alimentos nos aporten los diferentes nutrientes, necesitan ser procesados por nuestro organismo a través del proceso de la digestión. La digestión es el proceso a través del cual los alimentos y bebidas se descomponen en sus partes más pequeñas para que el cuerpo pueda usarlos como fuente de energía. Es aquí donde las enzimas digestivas tienen un papel esencial2

Las enzimas digestivas son proteínas que actúan sobre los alimentos, descomponiendo las grandes moléculas en otras más pequeñas y sencillas, dando lugar a los nutrientes. Cada una de las transformaciones que experimentan los alimentos en nuestro sistema digestivo, está asociada a un tipo específico de enzima. Cada enzima actúa sobre un sólo tipo de alimento, como una llave encaja en una cerradura. Las enzimas digestivas son producidas por las glándulas digestivas, situadas a lo largo del tracto digestivo. La principal glándula secretora de enzimas digestivas es el páncreas2

Se pueden clasificar las enzimas digestivas en tres grandes grupos3:

  • Peptidasas: descomponen las proteínas
  • Amilasas: descomponen los carbohidratos
  • Lipasas: descomponen los lípidos

¿Por qué son tan importantes las enzimas digestivas?

Estas enzimas son clave en el proceso de digestión para que el organismo pueda absorber y aprovechar de manera eficaz todos los nutrientes de los alimentos3.

Cuando no se sintetizan las suficientes enzimas digestivas, las reacciones químicas de los procesos digestivos no se producen adecuadamente y los alimentos quedan parcialmente digeridos, produciéndose déficits nutricionales y trastornos digestivos gastrointestinales. De hecho, pueden producir procesos de fermentación y putrefacción en los alimentos a medio digerir. En este caso, son los fermentos orgánicos y las bacterias intestinales las encargadas de descomponer los alimentos. La diferencia es que en lugar de obtener exclusivamente nutrientes elementales, como en el caso de la digestión propiciada por las enzimas, se producen además una gran variedad de productos tóxicos. Estas sustancias también pasan a la sangre, sobrecargando los sistemas de eliminación de tóxicos del organismo3.

¿Qué causas pueden llevar a un déficit de enzimas digestivas?

Una deficiencia de estas enzimas afecta a la absorción y el aprovechamiento de los nutrientes, ya que las proteínas, los hidratos de carbono y las grasas, sin la presencia de enzimas, no pueden fraccionarse y dar lugar a sustancias más sencillas que puedan pasar al torrente sanguíneo para poder ser utilizadas por las células3.

Diferentes causas pueden llevar a un déficit en la síntesis de enzimas digestivas, como el estrés, envejecimiento o malos hábitos alimentarios:

  • Estrés. Al aparato digestivo se le reconoce como nuestro segundo cerebro, ya que se sabe que en el intestino existen 200 millones de neuronas que se comunican de manera directa con el sistema nervioso central. Es por esto que es considerado como la extensión del cerebro, ejerciendo una función que va más allá del procesamiento de los alimentos4.

    El estrés afecta al aparato digestivo a través de las comunicaciones bidireccionales existentes entre el cerebro y el tracto gastrointestinal5. Como consecuencia, el estrés altera funciones gastrointestinales como la permeabilidad, la motilidad, la sensibilidad visceral, el flujo sanguíneo y las secreciones, así como la composición y el hábitat de la microbiota intestinal6
  • Envejecimiento. Con los años, la función secretora de enzimas digestivas por parte de las glándulas digestivas se ve disminuida, tanto por el propio proceso de envejecimiento fisiológico como por el estilo de vida que hayamos seguido7
  • Medicamentos. Algunos medicamentos, como antiácidos usados de manera continuada y sin supervisión por parte de un profesional médico, pueden ocasionar alteraciones en el funcionamiento de ciertas enzimas digestivas8.
  • Malos hábitos alimentarios. Una alimentación no saludable, con exceso de grasas, harinas y azúcares, puede alterar la síntesis y funcionamiento de enzimas digestivas3.

Todos estos factores que alteran la síntesis y el correcto funcionamiento de las enzimas digestivas, pueden llevar a la aparición de diferentes síntomas como, pesadez de estómago, hinchazón, exceso de gases, digestiones pesadas, dolor abdominal, diarrea o estreñimiento, y en situaciones extremas de malabsorción de nutrientes, riesgo de desnutrición3.

¿Cómo puedo solucionar este problema?

El tratamiento no farmacológico consigue mejorar la salud general de la persona mediante ciertas modificaciones en el estilo y forma de vida que se consideran, en general, saludables: disminuir el sobrepeso, comer despacio masticando bien, evitar el abuso de grasas y estimulantes en la ingesta, evitar el abuso de alcohol, dejar de fumar, hacer ejercicio físico no competitivo y evitar el empleo innecesario y sin prescripción médica de fármacos que puedan causar molestias digestivas9.

Cuando la modificación en el estilo de vida no resulte suficiente, la suplementación con enzimas digestivas podría aliviar los síntomas de pesadez y digestión pesada10. Su farmacéutico podrá aconsejarle sobre las opciones disponibles sin receta. En caso de que los síntomas persistan o empeoren, debe acudir a su médico para su valoración, diagnóstico y tratamiento. 

1. Martínez Rincón C. Influencia de la alimentación en el comportamiento humano a través de la historia. Offarm. 2002;7(21):80-88

2. Silverthorn DU. Fisiología Humana: un enfoque integrado. 6ª ed. México: Médica Panamericana; 2014.

3. Martín-Aragón A. Dispepsia funcional. Pautas nutricionales. Nutrifarmacia. 2006;20(10). 

4. La conexión entre el intestino y cerebro puede proteger la salud mental. CESIC. Disponible en: https://www.csic.es/es/actualidad-del-csic/la-conexion-entre-el-intestino-y-el-cerebro-puede-proteger-la-salud-mental. Último acceso: 09/2023

5. Carabotti M, Scirocco A, Maselli MA, Severi C. The gut-brain axis: interactions between enteric microbiota, central and enteric nervous systems. Ann Gastroenterol. 2015;28(2):203-9

6.   Konturek PC, Brzozowski T, Konturek SJ. Stress and the gut: pathophysiology, clinical consequences, diagnostic approach and treatment options. J Physiol Pharmacol. 2011;62(6):591-9.

7. Ribera JM. Microbiota intestinal y envejecimiento, ¿Un nuevo camino de intervención? Revista española de geriatría y gerontología. 2016;51(5):290-295.

8. Tercero MJ. Tratamiento de la patología gástrica; Controversias. Ambito farmacéutico. 2011;30(2):38-46.

9. La dieta equilibrada y unos buenos hábitos alimentarios, clave para la salud intestinal. Fundación española del aparato digestivo (FEAD). Disponible en: https://www.saludigestivo.es/la-dieta-equilibrada-unos-buenos-habitos-alimentarios-claves-la-salud-intestinal/. Último acceso: 09/2023

10. Soni NK, et al. A Review of Digestive Enzyme and Probiotic Supplementation for Functional Gastrointestinal Disorders. Indian Pract. 2020;73(3):35-9