¿Pueden los cambios estacionales afectar a la salud digestiva?
Acabamos de surcar el verano y ya hemos aterrizado en el frío otoño. Un otoño que de momento ha sido bastante caluroso pero que ya está dejando asomar las primeras bajadas de temperatura. Ahora bien, ¿pueden estos cambios estacionales, con todo lo que ello conlleva, afectarnos a la salud digestiva? ¿Pueden alterarnos de alguna manera la flora intestinal? Vamos a analizarlo más concretamente pero, lo cierto es que sí.
Uno de los cambios que se dan de estación a estación es el cambio de temperatura. De verano a otoño baja la temperatura notablemente, y teniendo en cuenta que debido al estrés, el sistema inmune está más débil y pueden llegar resfriados, tenemos que tener muy en cuenta también el sistema digestivo, ya que están ambos notablemente ligados.
Por ello, una de las recomendaciones podría derivarse en la toma de probióticos, ya que nos ayudarán a repoblar y optimizar la flora intestinal para que pueda cumplir con su función de combatir las bacterias patógenas y asegurar la correcta asimilación de nutrientes a través de una mucosa intestinal que esté sana.
Añadido a esto, cabe decir que El zinc contribuye al funcionamiento normal del sistema inmunitario, el hierro nos garantiza una buena oxigenación y el selenio actúa como antioxidante.
Para ayudar al sistema tanto inmune como digestivo a afrontar este cambio de estación, podemos adaptar los siguientes hábitos:
- Evitar siempre los ambientes con aire viciado.
- Ventilar de día el hogar.
- Mantener todas las temperaturas parecidas en casa. Entre 18 y 21 grados.
- Evitar de esa manera, tener cambios de temperatura en diferentes habitaciones, ni mucho frío ni mucho calor.
- Evitar cambios bruscos de temperatura.
¿Podemos sufrir gases por el estrés que causan los cambios estacionales?
Se podría decir que los cambios de estación conllevan también ciertos cambios en nuestro comportamiento. Pasamos a Navidad, y a pensar en los regalos y banquetes. Pasamos a verano, toca pensar en las vacaciones. Aunque es cierto que el cambio a otoño es el que puede generarnos quizá más estrés junto al Navideño. ¿Por qué? Porque hemos aterrizado del verano, y nos tenemos que acostumbrar otra vez a la vida del trabajador o estudiante. Y este estrés que causa la vuelta a la normalidad puede generarnos gases.
El estrés puede favorecer la formación de nuestros indeseados gases intestinales. El cerebro y el intestino usan la serotonina, conocida como la hormona del bienestar, como neurotransmisor. La falta de esta puede provocar problemas digestivos.[1]
Tras un estudio realizado en el 2004, quedó demostrado que el estrés provoca que el vaciado del contenido del estómago al intestino sea más lento, por lo que el proceso digestivo se dificulta. Con ello, también se acelera el tránsito a nivel de colon y pueden sucederse diarreas.
Así, los gases se generan cuando los alimentos que están sin digerir siguen su camino hacia el intestino grueso. ¿Por qué pasa esto? Porque en situaciones de estrés, el organismo considera que el sistema digestivo no es esencial y da prioridad a otros órganos considerados más importantes con la supervivencia inmediata, ralentizando así o deteniendo la producción de enzimas digestivas, y es por eso que el movimiento muscular del intestino se interrumpe y el alimento queda atascado, generándose más gas.
Teniendo en cuenta los problemas que podrían representar los cambios estacionales a nuestro sistema digestivo, podemos tratar de desintegrar los gases con ayuda de medicamentos de venta libre en farmacias como Pankreoflat, de Laboratorios Faes Farma. Debido a su contenido en simeticona, destruye las burbujas de gas y ayuda a reducir los gases y las digestiones pesadas.
[1] Vaciado Gástrico en Trastornos Gastrointestinales Funcionales