Barcena Mayor y el Cocido Montañés. ¿Os hace una escapada rural?
Si os apetece un fin de semana de escapada rural os proponemos perderos en el pueblo Cántabro Barcena Mayor. Un lugar donde fusionaros con la naturaleza y disfrutar de una gastronomía excelente. No podéis dejar de probar su característico cocido montañés. No os preocupéis, si no tenéis la suerte de pasaros, os dejamos la receta más abajo.
Barcena Mayor, un pueblo mágico para conectar con lo rural
Barcena Mayor es el único núcleo urbano asentado dentro del Parque Natural del Saja-Besaya, un pueblo de antigüedad y gran ejemplo de la arquitectura montañesa.
Es un pueblo declarado conjunto histórico artístico por la buena conservación de su antiguo caserío, siendo uno de los pueblos más antiguos de Cantabria y España. Calles empedradas, casonas montañesas con balconadas de madera… un lugar perfecto para conectar con la naturaleza y desintoxicarnos del estrés del día a día. Además, es un lugar perfecto para el que le guste la montaña pues este lugar es el punto de partida de numerosas rutas de senderismo en un espectacular entorno natural.
Este pueblo de trascendente valor etnográfico, artístico e histórico, permite experimentar personalmente las condiciones de vida de tiempos pasados y la evolución que han sufrido las construcciones, en un medio abundante en bosques y un río que deja a su paso restaurantes que nos muestran la cocina tradicional. Donde no puede faltar el cocido montañés. Caminando por sus calles os encontraréis el tipo de casa más característico de la zona, la casa montañesa de hábitat rural. Y por supuesto, no os podéis ir sin haber visitado la Iglesia de Santa María del siglo XVII, las antiguas casas rectorales y las casonas montañesas.
Receta de cocido montañés
Nosotros os animamos encarecidamente a que saquéis un momento para ir a visitar este magnífico y único lugar. Por supuesto, os recomendamos que probéis el cocido montañés, ya que es la receta más característica del lugar. Por si no podéis ir próximamente, os dejamos la receta del cocido para que vayáis practicando en casa.
Como en todos los lados, cada familia tiene sus secretos para aportarle ese toque extra al plato. Nosotros, siguiendo un artículo del Club de la Puchera, vamos a intentar dar al menos con la receta que recoja toda su esencia.
Necesitaremos 400 gr de alubia blanca, 200 gr de tocino fresco, 100 gr de chorizo casero fresco, una manita de cerdo (rabo u oreja también vale), 250 gr de costilla de cerdo adobada, 1 morcillita de arroz, un hueso de codillo, una berza, 2 patatas, pimentón dulce, aceite de oliva y sal.
¡Empezamos! Como ya sabréis, las alubias las tenemos que poner a remojo el día antes, y cambiarles el agua para comenzar a cocinarlas. En una cazuela, introducimos las alubias, el tocino, el hueso del codillo, el chorizo y la carne y costilla de cerdo. Lo cubrimos todo con agua y dejamos cocer durante hora y media a fuego lento. A esta receta hay que darle tiempo y mucho mimo.
*Cuando empieza a hervir, veremos cómo se va produciendo una espuma. Tenemos que ir quitándola, y cuando la hayamos quitado añadimos la sal.
Mientras cocinamos las alubias, limpiamos y pelamos las patatas y las troceamos en trozos más bien grandes. La berza la limpiamos y la troceamos también.
Una vez veamos que la carne ya está hecha, añadimos la berza, las patatas, y la cucharada de pimentón dulce. Tras eso, dejamos cocinar otros 20 minutos para que todos los ingredientes se mezclen adecuadamente. Ahora añadimos la morcilla. Para que no se rompa, la pinchamos antes de introducirla al caldo.
Tras este último paso, dejamos cocer otros 15 minutos y ya tendríamos nuestro cocido montañés listo para degustar. Hay quien dice que está más bueno al día siguiente de cocinarlo. Desde luego, una vez cocinado no creemos que podáis esperar tanto. Hay quien come las alubias y la carne por separado. Eso lo dejamos a elección del comensal.
Seguro que después de leer estas líneas estáis deseando visitar este mágico pueblecito cántabro. Si no podéis hacerlo, probad a preparar el cocido en vuestra casa. Seguro que no os arrepentís… eso sí, mimadlo mucho y ¡que aproveche!