Oporto. Historia con encanto gastronómico
Esta vez nos vamos hacia nuestro país vecino, Portugal. Más en concreto a la ciudad que dio nombre al vino que tan preciado es hoy, el vino de Oporto. Una ciudad con un encanto único, a la que acompaña la desembocadura del río Duero.
Es la segunda ciudad más importante de Portugal después de Lisboa y se encuentra en la ribera derecha del Duero, en su desembocadura en el océano Atlántico. Es una ciudad antigua que cuenta con un amplio patrimonio histórico. Una ciudad perfecta para los amantes de la historia y las construcciones antiguas.
Podríamos decir que la ciudad tiene dos niveles. En el nivel superior tenemos la parte moderna de la ciudad y a medida que descendemos entre asombrosas calles nos vamos topando con el casco antiguo hasta desembocar en el río Duero. Quizá algo que diferencia esta ciudad del resto es que su pendiente es muy pronunciada hasta que se topa con el río y nos deja ver al otro lado de la orilla sus famosas bodegas.
Es un paseo de unas dos horas hasta llegar a la orilla norte del Duero, donde se encuentra el centro histórico de la ciudad y podemos disfrutar de muchos locales y tiendas antiguas con un encanto único. Lo mejor sería ir callejeando hasta topar con el río y así ver todos los rincones de este maravilloso lugar.
Una vez llegados aquí podemos dar un paseo por toda la orilla y ver todo el casco antiguo y los impresionantes y diversos puentes que lo rodean. También podemos contratar un viaje en barco donde podremos vislumbrar lo mismo que a pie pero dejando a un lado el casco viejo de la ciudad, y al otro las típicas bodegas de donde los ingleses importaban su vino. Y cabe decir que el recorrido en barco siempre suma un puntito especial a la experiencia.
Uno de los puentes que cruza el río, el «Maria Pia», fue construido por la empresa de Gustave Eiffel, la misma que levantó la Torre Eiffel de París. Si nos fijamos podemos ver como guarda cierto parecido con la torre, en términos arquitectónicos.
Como ya hemos mencionado anteriormente, nos gusta que estas experiencias estén combinadas con buena comida y bebida. Y estamos en la ciudad perfecta para saciarnos y disfrutar de las dos maneras. ¡Tenemos de sobra para maravillar los 5 sentidos!
Primero vayamos a llenar la tripa. Pongamos que ya hemos llegado a la zona antigua y queremos sentarnos a comer algo. Seguro que todos los locales de la calle nos darían perfectamente de comer los platos típicos pero nosotros os vamos a recomendar El Chez Lapin. El arroz con pato y el pulpo asado que hacen esta buenísimo y las cantidades son abundantes. Además, la localización del pequeño restaurante es privilegiada, ya que esta a escasos metros del río.
Una vez bien comidos y después de reposar bien la tripa seguro que nos apasiona la idea de cruzar el río y asistir a una de las famosas bodegas a una cata de vinos. No hace falta decir que estando en la cuna del vino de Oporto la visita a alguna bodega es obligada. En la mayoría será una visita guiada en varios idiomas donde el castellano abunda. Nos hablarán de la historia d estas y la visita culminará como no, con una buena cata de los mejores vinos tradicionales del lugar.
Disfrutar de las experiencias aprovechando toda oportunidad que se os presente para degustar los tesoros gastronómicos de cada lugar es inigualable y seguro que en Oporto tendremos ocasión para ello.