Salud emocional y salud digestiva: claves de esta relación

| By ohstrategy

Eje cerebro-intestino: ¿de qué estamos hablando?

Cada vez existe una mayor evidencia sobre la interacción entre nuestro sistema digestivo y nuestro sistema nervioso mediante un complejo sistema de comunicación. Parece que este sistema no solo garantiza nuestra salud digestiva, sino que también tiene múltiples efectos sobre nuestra salud emocional.1

A este sistema de comunicación se le denomina “eje cerebro-intestino”. Su papel es doble; por un lado, controla e integra las funciones intestinales, y por otro, también vincula los centros emocionales y cognitivos del cerebro con estas funciones intestinales.1

De esta manera, hoy en día se sabe que las alteraciones de la comunicación entre el estómago y el cerebro pueden manifestarse como trastornos gastrointestinales funcionales. Asimismo, las alteraciones de la comunicación entre el estómago y el cerebro pueden dar lugar a una alteración de la regulación de la saciedad y, en consecuencia, afectar al comportamiento y a nuestra salud emocional o estado de ánimo.2

El papel de la microbiota autóctona 

Conforme se profundiza en el conocimiento que se tiene del eje intestino-cerebro, se empieza a identificar la relación que existe entre la microbiota y salud emocional.3,4

La microbiota hace referencia al conjunto de millones de microorganismos que conviven en nuestro organismo, principalmente en el tracto digestivo.3

  • La microbiota participa en múltiples funciones metabólicas (como el aprovechamiento de nutrientes no digeribles o contribuir a la estimulación de los movimientos intestinales necesarios para la digestión) y protectoras (como la participación en el mantenimiento del sistema inmunitario).5
  • Además, está implicada en otras funciones relevantes, como la producción de enzimas que facilitan la digestión.5

Por lo tanto, el primer paso para mantener una buena salud digestiva es conseguir un buen balance y funcionalidad de la microbiota.5 Y es que, los cambios en la composición normal de la microbiota (disbiosis) pueden propiciar alteraciones digestivas que se correlacionan con la aparición de trastornos del estado de ánimo, como la ansiedad o la depresión.2,3

El proceso digestivo y las alteraciones emocionales

En la composición y funcionalidad de dicha microbiota influye nuestra alimentación, lo que pone sobre la mesa la cuestión de si es importante lo que comemos para nuestra salud mental.6

  • Cada vez hay más datos que sugieren que la alimentación y el proceso digestivo no sólo son fundamentales para la fisiología humana y la composición corporal, sino que también tienen efectos significativos sobre la salud emocional.7
  • En este sentido, existe una estrecha relación entre una alimentación inadecuada/malos hábitos alimenticios y el agravamiento de trastornos como la ansiedad o la depresión.7

En este punto, es preciso mencionar que para que nuestro organismo absorba y aproveche los nutrientes que contienen los alimentos presentes en la dieta, mediante el proceso de la digestión, son necesarias enzimas digestivas. Así, una deficiencia en estas enzimas puede dar lugar a procesos de fermentación y putrefacción de los alimentos que no han sido completamente digeridos, ocasionando problemas digestivos como la dispepsia (lo que conocemos como digestión lenta o mala digestión), flatulencia o aerofagia (exceso de gases), etc.8

Recuperar la normalidad digestiva

Ante este tipo de sintomatología, resulta fundamental seguir una serie de medidas higiénico-dietéticas para lograr un buen funcionamiento del sistema digestivo.5

  • Dieta sana y equilibrada basada en frutas y verduras frescas, legumbres, cereales con fibra…
  • Practicar ejercicio físico diario
  • Evitar las comidas copiosas o ricas en grasas y el alcohol, y reducir las bebidas con cafeína
  • Beber abundante agua, alrededor de 2 litros diarios
  • Seguir unos horarios en las comidas
  • No fumar
  • Procurar ir al baño cada día a la misma hora
  • Evitar las situaciones estresantes
  • Masticar bien los alimentos para facilitar la digestión; no acostarse inmediatamente después de comer

Asimismo, hay que tener en cuenta que, aunque se lleve a cabo una alimentación equilibrada, en algunas ocasiones puede ser necesario recurrir al uso de suplementos enzimáticos para asegurar el aprovechamiento de los nutrientes y evitar la acumulación de sustancias tóxicas en el organismo.8


Tras lo expuesto anterior, es importante recalcar que el cumplimiento de diferentes intervenciones dietéticas también puede ayudar a prevenir o complementar el tratamiento de trastornos emocionales.6

1. Carabotti M, et al. The gut-brain axis: interactions between enteric microbiota, central and enteric nervous systems. Ann Gastroenterol. 2015;28(2):203-209.

2. Holtmann G, Talley NJ. The stomach-brain axis. Best Pract Res Clin Gastroenterol. 2014;28(6):967-79.

3. Gómez-Eguílaz M, et al. El eje microbiota-intestino-cerebro y sus grandes proyecciones. Rev Neurol2019;68:111-7.

4. Shoubridge AP, et al. The gut microbiome and mental health: advances in research and emerging priorities. Mol Psychiatry. 2022;27(4):1908-19.

5. Braun J, Cuxart A. Bienestar digestivo. Elfarmacéutico.es. 2018;566:18-21.

6. Bear TLK, et al. The Role of the Gut Microbiota in Dietary Interventions for Depression and Anxiety. Adv Nutr. 2020;11(4):890-907.

7. Adan RAH, et al. Nutritional psychiatry: Towards improving mental health by what you eat. Eur Neuropsychopharmacol. 2019;29(12):1321-32.

8. Martín-Aragón S. Dispepsia funcional. Farmacia Profesional. 2006;20(10):50-55.